Nuestra memoria es efímera.

el bebé fallecido

Con el tiempo, los recuerdos pierden nitidez y, a menudo, se desvanecen. A veces nos encontramos dudando de los detalles de un momento vivido. Sin embargo, ciertos estímulos, como un olor, pueden transportarnos instantáneamente a una situación, a una persona o a un lugar especial.

El corazón, en cambio, guarda emociones y sensaciones de manera más intensa. A través de los sentimientos, podemos revivir momentos con una profundidad que trasciende el tiempo. En este contexto, la llegada de nuestro bebé, aunque breve y llena de dolor, puede ser honrada y preservada de manera especial mediante la fotografía.

el testimonio de una existencia

El valor de una imagen

Será un recuerdo tangible que puede ocupar su lugar en nuestro árbol genealógico y en nuestras historias familiares.

Capturar detalles como sus manitas, sus deditos, su ropita o cómo estaba envuelto en su arrullo nos permite mantener su recuerdo vivo en nuestra memoria.

La fotografía como un acto profundamente sanador

Estas imágenes no solo nos ayudarán a nosotros, sino también a las generaciones futuras de la familia, un testimonio de su existencia.

el familiar cercano o la doula

¿Cómo preservar este recuerdo?

Ante la situación de conocer el estado del bebé, y nos comunican el fastidioso “no hay latido”, o nos informan que el bebé ha fallecido…

Aunque es un momento delicado y duro de asumir es recomendable que las fotografías sean tomadas por un familiar cercano, utilizando su propio móvil o cámara fotográfica si la hubiera.

A los fotógrafos nos ponen muchas trabas entrar con cámaras en estos lugares. Si por alguna razón no es posible realizarlas en ese momento, se pueden solicitar al médico forense tras la autopsia. Estas imágenes pueden ser retocadas posteriormente para convertirlas en un recuerdo amoroso y significativo de ese ser único.

Históricamente, era común fotografiar a los familiares fallecidos, incluidos los bebés. Este acto servía para darles su lugar en la familia y mantener vivo su recuerdo a lo largo de las generaciones.

Tener estas imágenes guardadas en un lugar especial nos permite volver a conectar con su llegada, recordando siempre su impacto en nuestras vidas.

Aunque el dolor sea eterno...

Un apoyo para el duelo

Las imágenes se convierten en un puente entre el pasado y el presente ayudando a canalizar las emociones y a integrar la pérdida en la historia familiar.

Tener una fotografía de un ser tan querido y deseado mantiene viva la llama de su recuerdo. Estas imágenes nos permiten darle la visibilidad que merece tanto a nivel familiar como social.

Ese amor que sentimos por ese ser no se apaga jamás