Con el tiempo, los recuerdos pierden nitidez y, a menudo, se desvanecen. A veces nos encontramos dudando de los detalles de un momento vivido. Sin embargo, ciertos estímulos, como un olor, pueden transportarnos instantáneamente a una situación, a una persona o a un lugar especial.
Será un recuerdo tangible que puede ocupar su lugar en nuestro árbol genealógico y en nuestras historias familiares.
Ante la situación de conocer el estado del bebé, y nos comunican el fastidioso “no hay latido”, o nos informan que el bebé ha fallecido…
A los fotógrafos nos ponen muchas trabas entrar con cámaras en estos lugares. Si por alguna razón no es posible realizarlas en ese momento, se pueden solicitar al médico forense tras la autopsia. Estas imágenes pueden ser retocadas posteriormente para convertirlas en un recuerdo amoroso y significativo de ese ser único.
Las imágenes se convierten en un puente entre el pasado y el presente ayudando a canalizar las emociones y a integrar la pérdida en la historia familiar.
Tener una fotografía de un ser tan querido y deseado mantiene viva la llama de su recuerdo. Estas imágenes nos permiten darle la visibilidad que merece tanto a nivel familiar como social.